Una de las cosas más fantásticas de haber tenido una computadora en nuestro departamento en los años 70's es que podíamos hacer con ella lo que nos viniese en gana, literalmente, sin tener que pasar por toda la burocracia creada alrededor de los llamados "Centros de Calculo" donde pasaban semanas e incluso meses entre tener una idea y obtener un programa real que la implementase. En otras palabras, vivimos la revolución de las computadoras personales años antes de éstas incluso existir.

Por esos años un joven investigador, el actual director del Centro de Neurociencias, el Dr. Mitchell Valdés, estaba iniciando su carrera en el estudio de los procesos psicofisiológicos en el humano y se le ocurrió que utilizando gatos podía tener resultados interesantes como investigación básica.

Pues se dio a la tarea de desarrollar una colonia de gatos. Recuerdo que incluso puso carteles hasta en la cafetería solicitando información sobre posibles gatos desamparados...

La otra parte fue sus brillantes diseños experimentales, todos posibles de ser automatizados, y nos dimos a la tarea de hacerlo utilizando el equipo MEDICID-1 y la computadora del Departamento, ya que como he mencionado antes podíamos darles entrada y salida a señales digitales.

Como ejemplo de equipos utilizados puedo comentar sobre los dígitos a led de mediano tamaño que se controlaban bit a bit, es decir, a cada segmento led le correspondía un bit, y de esta manera podíamos presentarle a los gatos cualquier patrón visual, no solamente números y letras.

Teníamos que programar y también medir varios tiempos, como el tiempo entre estímulos, el tiempo de encendido de los leds, el tiempo de reacción si se requería, y demás cosas.

Entonces nos dimos a la tarea de programar un intérprete de "cartas de tiempo" como las de la electrónica digital, el que tuvo varias versiones y nos permitió el poder utilizar el mismo programa para variado tipo de experimentos. Podríamos decir que en teoría programamos una máquina de estados finitos sin realmente ser así ya que se requería más libertad a la hora de definir un experimento.

Recuerden que la computadora solamente tenía 32 Kilo Palabras de 12 bits y los lenguajes que teníamos a mano no eran apropiados para este propósito, así que teníamos que inventar procedimientos adhoc y muchas veces no claramente definidos ni escritos. La práctica era nuestra "Teoría de la Verdad".

Bueno, se obtuvieron resultados a tal nivel que fueron los que llevaron al Dr. Erwin a regalarle una colonia de monos al Dr. Mitchell Valdés, lo que he contado en otro artículo.

Eran tiempos donde la creatividad primaba sobre los recursos.

Octavio Báez Hidalgo.