Bueno, no sabía si poner este artículo en "Historias" o si aquí, en "Resuelve Programando", pero al final por lo relacionado con lo aleatorio de la Programación me decidí a ponerlo aquí.

Corrían los años 1973-1974 y una Programadora del Departamento de Matemáticas del Centro, Raisa Cepero Bonilla, fue la encargada de llevar adelante un proyecto para poder hacer un "Análisis Factorial por Correspondencia" que es un análisis estadístico bastante sofisticado y no de muy amplia utilización incluso hoy día.

Se programó para correr en las computadoras francesas "Iris-10" que eran de lo más avanzado a lo que teníamos acceso. El programa constaba con más de dos cajas completas de tarjetas perforadas, y en cada caja cabían mil tarjetas.

Pues bien, llegó el momento de salir para el Centro de Cálculo, y cuando llega el chofer para llevarnos, como había sido chofer de ambulancias era dado a correr como el viento.

Me dispongo a entrar al auto y sin estar completamente adentro todavía el chofer arranca y comienza a moverse quizás esperando que yo "volase hacia adentro" pero lo que ocurrió es que las cajas llenas de tarjetas cayeron al piso, rodaron, y se esparcieron por la calle.

Luego de parar el auto nos dimos a la tarea de recoger todas las tarjetas una por una y ponerlas en las cajas en cualquier orden, y al fin partimos.

Cuando llegamos al Centro de Cálculo como teníamos un listado viejo anterior del programa lo utilizamos para ir ordenando poco a poco todas las tarjetas, una por una.

Ya en varias ocasiones habíamos hecho arreglos al programa y todavía no daba buenos resultados ¡ y cuál no sería nuestra sorpresa cuando "el nuevo orden" que formamos a partir del "desorden" aleatorio por la caída de las tarjetas pues el programa "compiló y ejecutó a las mil maravillas !.

¡¡¡Vaya Usted a saber cuál o cuáles tarjetas se las llevó el viento o cuál o cuáles se pusieron en el orden “correcto” para que al final del desorden aleatorio el programa quedase “perfecto” !!!.

Nunca he vuelto a ver ni experimentado algo así.

¡Y así fué que pusimos a punto el ANFACT!.

Octavio Báez Hidalgo.

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